Tuesday, July 05, 2005
Antes de la tormenta
Desde el primero de abril de este año, día en que se hizo oficial la renuncia del entonces director del INAH, Raúl Sergio Arroyo García, supe que mi estancia dentro del Instituto llegaría pronto a su fin, sobre todo porque el comunicado que el etnólogo emitía, hacía hincapié en que las limitaciones presupuestales habían llegado a su punto crítico en 2005 y ponían en riesgo los programas comprometidos. Ahora me resulta lógico pensar que debido a la reducción al presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, el nuevo director del Instituto ha tenido que ajustarse al mismo y por ende han comenzado los recortes de personal eventual, al que yo pertenezco. No me preocupa demasiado saber que mis días en el museo pueden estar contados, mucho menos me preocupa un posible cambio de trabajo o la posibilidad de permanecer desempleada por algún tiempo, lo que no deja de molestarme es la falta de compromiso que existe por parte de las autoridades hacia la "nueva" clase de trabajadores, aquella a la que mantienen en muchos aspectos de manera irregular y fuera de la ley. Esto no es una queja y seguro que lo han escuchado en repetidas ocasiones.
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